¿En qué consiste?

Durante el desarrollo del corazón en el periodo fetal, se pueden producir anomalías que aparecen desde el nacimiento, por ello se llaman congénitas, pero no dan síntomas, ni son diagnosticadas hasta la edad adulta del paciente.

Comunicación Interauricular del Adulto (CIA)

La más frecuente de las cardiopatías congénitas que se diagnostican y tratan en adultos es la comunicación interauricular o C.I.A.

Consiste en una comunicación entre las dos aurículas, por un defecto en la formación de la pared que las separa (septo), lo que permite el paso de la sangre entre ambas. A la aurícula derecha llega la sangre que viene de haber oxigenado todos los órganos del cuerpo y por lo tanto es sangre pobre en oxígeno, que después pasará al ventrículo derecho y a los pulmones, para ser oxigenada. A la aurícula izquierda llega la sangre que ha pasado por los pulmones y por lo tanto es rica en oxígeno, esta sangre pasará al ventrículo izquierdo y después al cuerpo, para llevar el oxígeno a todos los órganos.

En los primeros años de vida, si el defecto (C.I.A.) no es muy grande, se produce un paso de sangre oxigenada desde la aurícula izquierda, donde hay una presión más grande, a la aurícula derecha. Esto hace que la sangre que sale de la aurícula derecha sea más rica en oxígeno de lo habitual, lo que generalmente no da ningún síntoma, pero el corazón no está trabajando de manera eficiente. Cuando el defecto tiene un tamaño significativo (2 cms o más), la cantidad de sangre que pasa de la aurícula izquierda a la derecha hace que haya un volumen de sangre mayor de lo normal en la aurícula, y a la larga, esta sobrecarga de volumen tiene consecuencias, que van a dar síntomas a partir de la tercera década de la vida.

EC1. Comunicación interauricularEC1. Comunicación interauricular

Los efectos que produce la C.I.A. son:

  • Aumento del tamaño de la aurícula derecha, que termina produciendo insuficiencia cardiaca porque la aurícula dilatada no funciona correctamente.
  • Arritmias auriculares, como la fibrilación y el flutter auricular.
  • Aumento del riesgo de sufrir un ictus o infarto cerebral.
  • Hipertensión pulmonar debido al exceso de volumen de sangre que llega a los pulmones.
  • Si esta hipertensión pulmonar se mantiene en el tiempo, termina causando un daño permanente de los pulmones, es lo que se conoce como Síndrome de Eisenmenger.






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Síntomas

Como hemos mencionado, la aparición de síntomas en la C.I.A. es muy variable, y dependerá de la localización y el tamaño del defecto.

En muchos casos el paciente no presenta síntomas, o los síntomas aparecen sólo cuando hace grandes esfuerzos. El más habitual es la disnea, la sensación de falta de aire. Si el defecto es grande, o el paciente tiene más edad, aparecen síntomas derivados de las complicaciones que hemos comentado, como son la fibrilación auricular, la insuficiencia cardiaca o el ictus cerebral.

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Pruebas Diagnósticas
  • Radiografía de tórax: en muchos casos, una radiografía realizada por otras patologías, es la primera prueba que sugiere la presencia de una C.I.A., al mostrar una silueta cardiaca aumentada y/o signos de sobrecarga pulmonar.
  • Electrocardiograma: muestra alteraciones de la conducción, signos de crecimiento de las cavidades cardiacas, o en los casos en que ya se haya producido, taquiarritmias auriculares.
  • Ecocardiograma: es la prueba diagnóstica de elección, permite ver la localización y el tamaño del defecto, y valorar las repercusiones sobre el corazón (dilatación de las cavidades, mal funcionamiento del corazón, hipertensión puolmonar...)
  • Resonancia magnética cardiaca: Se utiliza en casos en los que el defecto es difícil de valorar por ecografía o si se sospechan otras anomalías asociadas.
TRATAMIENTOS
Tratamiento

En algunos casos, por su tamaño, localización y características, las comunicaciones interauriculares se pueden tratar mediante un procedimiento percutáneo. Mediante una punción en la vena femoral, se accede al defecto a través de la aurícula derecha con un catéter que libera un dispositivo (amplatzer) que ocluye el defecto.

En los casos en que no se puede implantar este dispositivo, el tratamiento es la cirugía. En estos casos, mediante la apertura del esternón del paciente y una incisión en la aurícula derecha, se puede cerrar el defecto, bien mediante sutura directa del mismo en los casos de pequeño tamaño, o cosiendo (suturando) un parche de pericardio (tejido que forma una barrera entre el corazón y el esternón). La cirugía precisa de anestesia general y de circulación extracorpórea. Esto significa que durante la operación se utiliza una máquina que hace las funciones de corazón y pulmón, permitiendo mantener el adecuado riego sanguíneo del paciente mientras el corazón está parado y vacío para poder realizar el cierre de la C.I.A.